jueves, 3 de enero de 2013

CAPÍTULO 4.



La tradición
4 1Escuchad, hijos, la corrección paterna;
atended, para aprender prudencia;
2OS enseño una buena doctrina,
no abandonéis mis instrucciones.
3yo también fui hijo de mi padre,
tierno y preferido de mi madre.
4ÉI me instruía así:
«Conserva mis palabras en la memoria,
guarda mis preceptos y vivirás;
5adquiere sensatez, adquiere inteligencia,
no la olvides, no te apartes de mis consejos;
6no la abandones, y te guardará;
ámala, y te protegerá.
7EI principio de la sensatez es:
Adquiere sensatez,
con todos tus haberes adquiere prudencia;
8estímala, y te hará noble;
abrázala, y te hará rico;
9pondrá en tu cabeza una diadema hermosa,
te ceñirá una corona esplendente».

Los dos caminos

10Escucha, hijo mío, recibe mis palabras,
y se alargarán los años de tu vida:
11Te instruyo sobre el camino de la sensatez,
te encamino por la senda recta.
12Al caminar no serán torpes tus pasos;
al correr no tropezarás.
13Agárrate a la corrección, no la sueltes;
consérvala, porque te va la vida.
14No entres por el sendero de los malvados,
no pises el camino de los perversos;
15evítalo, no 10 atravieses;
apártate de él y sigue.
16No duermen si no cometen crímenes,
pierden el sueño si no hunden a alguien,
17comen la maldad como pan
y beben violencias como vino.
18La senda de los honrados
brilla como la aurora,
se va esclareciendo hasta pleno día;
19el camino de los malvados es tenebroso,
no saben dónde tropezarán.

El buen camino

20Hijo mío, atiende a mis palabras,
presta oído a mis consejos:
21que no se aparten de tus ojos,
guárdalos dentro del corazón;
22pues son vida
para el que los consigue,
son salud para su carne.
23Por encima de todo guarda tu corazón,
porque de él brota la vida.
24Aparta de ti la lengua tramposa
y aleja de ti los labios falsos;
25que tus ojos miren de frente
y tus pupilas
se dirijan hacia adelante.
26Allana el sendero de tus pies,
que todos tus caminos sean seguros,
27no te desvíes a derecha ni a izquierda,
aparta tus pasos del mal.

4,1-9 La perícopa, insistente en su brevedad, introduce el principio de la tradición en la escuela sapiencial. Sobre la tradición véanse Job 8,8s y Sal 78,3-6. De padres a hijos, de maestros a discípulos se trasmite el saber. La sabiduría es un caudal que va creciendo alimentado por muchos afluentes. Más que a discurso, suena a exordio con un clímax en el v. 7. En el desarrollo se alternan exhortaciones con motivaciones de modo irregular. Se nota cierto afán en variar la designación de los discursos. 

4,1 Musar es en sentido estricto corrección, castigo; en sentido amplio incluye todo el proceso de la educación, empezando por la familiar. 

4,2 Tara tiene aquí, como en muchos casos, el sentido de instrucción concreta. 

4,3 No es tautología ni enunciado trivial, sino apelar a la común experiencia humana. El niño tierno todavía es inexperto, pero maleable. 

4,4 Como el Dt, inculca dos cosas: recordar y practicar. Añade la primera motivación, la más importante: la vida. 

4,5 La metáfora es comercial: 16,16; 23, 23; otros dicen que no se compra: Job 28. Algunos piensan que comienza aquí la imagen conyugal, ya que también por la esposa hay que ofrecer una dote: Gn 34,12; Os 3,2. 

4,6 Tomo el verbo "amar" en el sentido específico, que continúa en la perícopa y se desarrolla en capítulos próximos y en el Eclesiástico. 

4,7 Prefiero no cambiar el texto ante lo extraño de la recomendación. "Adquiere sensatez" es como un imperativo categórico, principio fecundo e inacabable. El primer acto sensato del hombre es adquirir sensatez. En dos sentidos: a) de la capacidad se va pasando al acto; b) siempre hay que seguir adquiriendo: Eclo 24,21. Los griegos lo llamaban philo-sophia, un amor que es deseo continuo. 

4,8 Con el verbo "abrazar" vuelve la imagen conyugal: Cant 2,6; 8,3. "Estímala" es traducción hipotética de un verbo misterioso. Intento salvar el paralelismo y presentar como correlativas las acciones de ambos. 

4,9 No es seguro que se trate de ritos nupciales, a pesar de Is 62,10 Y Cant 3,11; puede tratarse de atributos genéricos de honor o adornos festivos, como en Eclo 32,2. 

4,10-19 Al tema clásico de los dos caminos se dedica esta perícopa. La antítesis rige el desarrollo alterno. Lo sapiencial y lo ético se entrecruzan, como en tantas ocasiones.
Entre los dos grupos, de malvados y honrados, se da la consabida correlación de violencia ejercida y padecida. 

4,10 El padre engendrando da comienzo a una vida, educando la prolonga. 

4,11 La palabra hebrea significa recto y llano, bien trazado o bien pavimentado: símbolo de rectitud moral y éxito existencial. 

4,12 Nótese la alternativa de caminar y correr: compárese con 19,2. 

4,13 Podemos imaginar la corrección como el margen negativo del camino o como la instancia que permite volver a él. En un paso difícil uno se agarra a algo seguro. 

4,14 Véase el comienzo del salmo primero. 

4,15 El original juega con dos significados del verbo 'abar: pasar por o atravesar y pasar o seguir. Se podría imitar el juego: evítalo, no lo pases; apártate, pasa adelante. Hay encrucijadas en la vida en que los dos caminos se encuentran y se cruzan. 

4,16-17 Los malvados están vigorosamente descritos en sus necesidades elementales: comer, beber, dormir. Como si la maldad fuera para ellos algo biológico e instintivo, la primera necesidad de la vida. No concilian el sueño si durante el día no han añadido algún crimen a su lista. 

4,18-19 Los dos versos conclusivos sobreponen a la imagen del camino la de luz y tinieblas. La luz es símbolo de vida. Como el caminar es movimiento progresivo, así el buen camino es luz que alborea y crece hasta el mediodía. Comentaristas antiguos leyeron este verso en clave escatológica. Todo el camino del malvado es pura tiniebla y el resbalón es la caída definitiva: Jr 23,12; Is 59,9; Sab 5,6. 

4,20-27 Característica de esta pieza es el afán de abarcar toda la persona del discípulo en su corporeidad: oído, ojo, corazón, carne, boca y labios, ojos y pupilas, pies, derecha e izquierda.
Veamos sus funciones: es obvia la función de escuchar, mirar, hablar, caminar. Los ojos dirigen: como quien se propone un fin y lo persigue, avanza hacia un punto ya poseído con la mirada. Y como los ojos son sede de la estimativa, la dirección recta es resultado de estimar correctamente los valores.
Lo más importante, lo decisivo es el "corazón", porque de él brota la conducta moral, decisiva para la vida. Sólo asimilada, personalizada, tendrá la instrucción validez y eficacia. 

4,22 Compárese con 3,8. 

4,23 "Brota": no creo que lo diga en sentido fisiológico, sino por su función de elegir y decidir en campo ético. 

4,26 "Allanar" como en Is 26,7; 40,12. 

4,27 Véase Is 30,21. 

Los Setenta y la Vulgata añaden un verso que no concuerda con lo anterior: "de los caminos de la derecha se ocupa el Señor, los de la izquierda van extraviados".

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