domingo, 13 de enero de 2013

CAPÍTULO 7.



La seducción

7 1Hijo mío, conserva mis palabras
y guárdate mis preceptos,
2conserva mis preceptos y vivirás,
mi instrucción como la niña de los ojos;
3átatelos a los dedos,
escríbelos en la tablilla del corazón.
4Di a la Sensatez: «Eres mi hermana»,
y llama pariente a la prudencia,
5para que te guarde de la ramera,
de la prostituta de palabra seductora:
6«Estaba yo a la ventana de mi casa,
asomado a la reja,
7cuando vi entre los inexpertos
y distinguí entre los muchachos
un joven sin juicio,
8pasando por la calleja, junto a su esquina
y dirigiéndose a casa de ella;
9era la hora del crepúsculo,
era plena noche y oscura.
10Una mujer le sale al encuentro,
vestida como ramera,
taimada, envuelta en un velo,
11 bullanguera y procaz,
sus pies no saben estarse en casa:
12ahora en la calle, luego en la plaza,
acechando en todas las esquinas.
13Lo agarra y lo besa
y con desfachatez le dice:
14"He preparado un banquete sacrificial
porque hoy he cumplido mis votos;
15por eso he salido a tu encuentro
ansiosa de verte, y te he encontrado.
16He cubierto la cama con colchas,
he extendido sábanas de Egipto,
17he perfumado la alcoba
con mirra, áloe y cinamomo.
18Ven, vamos a embriagamos de caricias,
a saciarnos de amores;
19porque mi marido no está en casa,
ha emprendido un largo viaje,
20tomó la bolsa del dinero
y hasta la luna llena no vuelve".
21Con tantos discursos lo seduce,
lo atrae con labios lisonjeros,
22y el infeliz se va detrás de ella
como buey llevado al matadero,
como ciervo que se enreda en el lazo,
23hasta que una flecha le desgarra el flanco,
como pájaro que vuela a la trampa
sin saber que le va la vida».
24Y ahora, hijos míos, escuchadme,
prestad atención a mis consejos,
25no se extravíe tras ella tu corazón,
no te pierdas por sus sendas,
26porque ella ha asesinado a muchos,
sus víctimas son innumerables,
27su casa es un camino hacia el abismo,
una bajada a la morada de la muerte.

7 Después de la ramera, la esposa legítima y la adúltera sigue la figura bien trazada de una seductora. Alguien ha propuesto una identificación particular de esta mujer. Se trataría de una mujer extranjera, casada, que ha hecho voto a Astarté de prostitución sacra para un caso y no en un templo. Los indicios serían: el voto, los sacrificios de comunión con banquete, el ciclo lunar. Además semejante figura prestigiosa sería la contrapartida de dama Sensatez en el libro. La tesis es sugestiva, pero imposible de probar. 

Entre dos cuartetas que funcionan como marco discurre la descripción del personaje. Quitando un verso de enlace, quedan diez y ocho versos, de los cuales cuatro introducen a un narrador: el autor no se contenta con exponer una doctrina, hablando de oídas, sino que cuenta lo que vio, dando a sus palabras el peso del testimonio. El papel del narrador es ficticio y poco verosímil, pues desde su ventana no podría ver todas las evoluciones del personaje, y menos si es noche oscura. La ficción no resta veracidad al cuadro. No debemos postular la sinceridad de la seductora, ya que intenta seducir con halagos. 

Atraviesa la pieza, casi como leitmotiv, la "casa": la mía como punto de observación, la de ella, del marido. En correlación con esos dos puntos fijos, las callejas, plazas y esquinas de la ciudad. El maestro sabe que la casa de ella no es término ni reposo, sino nuevo camino hacia el abismo. 

7,1-2 Entre datos conocidos se destaca la comparación, a la letra "como el hombrecillo de tus ojos", que no es frecuente ni trivial:Dt 32,10; Sal 17,8.

7,3. Reminiscencia de Dt 6,8s y Jr 31,33. Seguridad de la escritura, interioridad de la memoria, para guardar palabras del maestro. 

7,4 Como si los padres dieran consejos matrimoniales al hijo. Le han escogido una esposa, Sensatez; el hijo tiene que aceptarla y enamorarse de ella. "Hermana mía" es título de la amada en Cant 4,9s.12; 5,1 s; 8,8. 

7,5 Verso de transición con las designaciones corrientes de la ramera. 

7,6-9 El sujeto de estos versos es sin duda el maestro: curioso, dedicado a su oficio de observar críticamente la comedia humana. 

7,7 Parece que observaba un grupo de mozalbetes o jovenzuelos que se paseaban ociosamente en la casi oscuridad. De los "incautos" se destaca un protagonista anónimo "sin juicio". 

7,8 Es muy difícil conciliar estos datos. Habría que corregir el texto o imaginar dos tiempos separados. Además, si unos pasean y otro observa, la oscuridad no sería total. 

7,10 "Taimada" en los halagos, no en el atuendo. Corrijo el texto de acuerdo con el ejemplo de Gn 38,14. 

7,11 Es típico el hastío de la propia casa; al revés que la mujer ama de casa de 31,10-31. Compárese con las andanzas de ella en Cant 1,7; 2,2s; 6,6s. 

7,12 El acecho es la única parada que se permite y la revela en su carácter venatorio: a la caza de piezas propicias. 

7,13 El encuentro se realiza sin preámbulos, porque ella toma la iniciativa. El beso no pedido es como el exordio del discurso, un convincente captar la benevolencia. 

7,14-15 Atención: el narrador no garantiza la verdad de lo que ella dice. En los "sacrificios de comunión" parte de la carne de la víctima es comida por los oferentes como comensales del Dios a quien se ofreció: véase la norma de Lv 7,16s. Ella ha ofrecido tal sacrificio en cumplimiento de un voto: tiene que comer la carne el mismo día y busca un invitado que le ayude. Sería una lástima tener que desechar la carne.
Habla como si ya se conocieran, como si hubiera buscado una persona determinada. Remeda palabras y gestos de Cant 3,4. 

7,16-17. Alcoba y cama son claramente conyugales. El lino de Egipto era muy apreciado. Quiere suscitar una sensación de lujo, refinamiento y placer, también con los aromas: Cant 4,14; Sal 45,9. 

7,18 En contraste con 5,19: el bueno y el mal amor. 

7,19-20 Esta referencia traslada el acto de prostitución al terreno del adulterio. Da la impresión de que la pareja son extranjeros y él comerciante; se entiende, por lo que ella dice. De precio no se habla. 

7,22-23 El hebreo dice "de repente, al punto". Con leve corrección se lee "y el infeliz". El tercer hemistiquio exige una corrección coherente, respetando todas las consonantes menos una. Así tenemos al pobre joven comparado a un animal doméstico, mansamente conducido al matadero, y a dos animales de caza, contra los que se usan trampas y flechas. No disminuye la gravedad, si acaso la aumenta, el rasgo irónico de un joven invitado a comer de la víctima, convertido en víctima.
El maestro contempla consecuencias muy graves. A las cuales se llega; por una costumbre que depaupera, por pérdida rápida del dinero, por la furia de un marido vengativo. 

7,24-27 El poder de la seducción extravía, turba la mente y la razón. Lo contrario de cuanto busca la instrucción de los maestros. Aunque no se llegara a la muerte física, se consuma la destrucción del hombre, de su condición y dignidad. Ella es una mujer funesta. Si el buen amor es fuente de vida, el mal amor es agente de muerte. Para el maestro el asunto encierra suma gravedad. La ramera descrita es casi su primera y gran rival. Un cultivo de la sexualidad desordenada se opone al cultivo de la Sensatez.

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