martes, 15 de enero de 2013

CAPÍTULO 9.



Banquete de la Sensatez

9 1La Sensatez se ha edificado una casa,
ha labrado siete columnas,
2ha matado las reses, mezclado el vino
y puesto la mesa,
3ha despachado a sus criadas a pregonarlo
en los puntos que dominan la ciudad.
4«EI que sea inexperto, venga acá;
al falto de juicio le quiero hablar:
5Venid a comer de mis manjares
y a beber el vino que he mezclado;
6dejad la inexperiencia y viviréis,
seguid derechos
el camino de la prudencia».

Destinatarios

7Quien corrige al cínico se acarrea insultos;
quien reprende al malvado, desprecios;
8no reprendas al cínico, pues te aborrecerá;
reprende al sensato y te querrá;
9instruye al docto, y será más docto;
enseña al honrado, y aprenderá.
10EI comienzo de la Sensatez
es respetar al Señor,
y conocer al Santo es inteligencia.
11 «Por mí prolongarás tus días
y se te añadirán años de vida;
12Si eres sensato, lo eres para tu provecho;
si eres cínico, tú solo lo pagarás».

Banquete de la locura

13Doña Locura es bullanguera,
la ingenua no entiende de nada,
14está sentada a la puerta de su casa,
en un asiento que domina la ciudad,
15para gritar a los transeúntes,
a los que van derechos por el camino:
16«El que sea inexperto venga acá;
al falto de juicio le quiero hablar:
17El agua robada es más dulce,
el pan a escondidas es más sabroso».
18y no saben que en su casa están los difuntos,
y sus invitados en lo hondo del Abismo.

9 Si apartamos la cuña de los versos 7-12, el capítulo está construido como un dístico perfecto de dos personificaciones con marcadas contraposiciones. La Sensatez es diligente y activa, la Necedad está sentada sin ocuparse de nada. La Cordura toma la iniciativa para invitar, despacha a sus criados. La Necedad espera a que pasen los transeúntes para interpelarlos. Una ofrece carne y vino, un banquete; la otra pan y agua, fórmula proverbial. Una es patente y pública, la otra furtiva y escondida. La Sensatez conduce a la vida, la Necedad a la muerte. 

Por efecto del contexto precedente, la Necedad ocupa el puesto que dejó la ramera. Mientras la Sensatez se mantiene igual a lo largo de varios capítulos -compárense 1,20-22; 8,1-5; 9,3s-, la Necedad toma rasgos de la ramera. Compárense 5,8 con 9,14; 7,11 con 9,13; 5,6 con 9,13, y léanse en serie 2,18; 5,5; 7,27; 9,18. El pan clandestino y el agua furtiva adquieren connotaciones sexuales, sobre todo comparadas con las imágenes de agua en 5,15-19. En cambio, que Necedad se presente como la diosa del amor, Istar, en un contexto cúltico, es hipótesis poco fundada. 

Resumiendo: frente a la voz sonora y atractiva de la dama Cordura, ensaya su voz insinuante y halagadora la "mujer ajena" o ramera, como antagonista temible y despreciable. Al final ella se retira y cede el puesto a su pariente o aliada o sosia Necedad, la cual se destapa y pronuncia un pregón público invitando a lo clandestino. Sus palabras suenan a seducción amorosa. 

9,1 En el número siete han visto algunos una referencia a la arquitectura del libro. La operación exige correcciones y además el número siete es demasiado común en la literatura hebrea. 

9,2 Si los capítulos 1-9 son el último añadido al libro, la mesa abastada serían las otras colecciones, ofrecidas en banquete. 

9,3 Prov 1,20; 8,1 s. 

9,4 Se dirige personalmente, en singular. 

9,6 Desde su casa endereza por el camino de la vida. Con el banquete comienza el itinerario. 

9,7-12 Los opuestos son aquí el sensato y el cínico, el honrado y el malvado. Creo que se sobreponen las figuras sapienciales y las éticas. No hay sensatez auténtica sin moralidad; no hay cinismo libre de culpa. En medio se alza la esfera religiosa, base de la Sensatez. Si el inexperto da esperanzas de corregirse, el cínico arrogante, que desprecia burlonamente todo, no tiene remedio. Véase Eclo 21,12-15. Por su parte el sensato puede progresar indefinidamente, y por ello vale la pena corregirlo e instruirlo. No sería sensato quien se considerase perfecto. 

9,7 Empieza dirigiéndose al maestro o instructor, especialmente en su función más exigente y delicada de corregir y reprender. 

9,9 El paralelismo no es pura repetición. Si el comienzo es respetar al Señor, la sustancia es conocer al Santo. Sentido religioso y vida espiritual centran toda la instrucción sapiencial. 

9,11 Si la Sensatez da sentido a la vida, la prolonga: 10,27; 14,27; 19,23. 

9,13 En vez de "ingenua", otros interpretan y traducen "lasciva, disoluta". 

9,14 Disponer de un asiento suele ser señal de autoridad. Podemos imaginar una altura conspicua en la ciudad, en ella una casa, a la puerta un asiento, en él Doña Locura. 

9,16 Es irónico escuchar a la Insensatez ofreciendo enseñanzas a los inexpertos. Remedo ridículo de la invitación de la Sensatez. 

9,17 Suena como refrán autónomo. Su aplicación se extiende a muchos campos. Sobre el carácter clandestino véase Eclo 23,18. 

9,18 Sujeto de saber es el mozo que cede a la tentación. Como una Circe que transformara a sus huéspedes en animales, así Doña Necedad transforma a sus clientes en difuntos, en "ánimas". No es la relación misteriosa del amor con la muerte, sino la muerte como desenlace del mal amor. La casa edificada en lo alto, está realmente en las profundidades abisal es de la muerte. Es sombrío y terrible ese parentesco de la Necedad con la Muerte. Sobre él se cierra la primera colección del libro.

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