miércoles, 27 de febrero de 2013

CAPÍTULO 28.



28 1El malvado huye sin que lo persigan,
el honrado va seguro como un león.
2Por los crímenes de un país
se multiplican sus jefes;
un hombre prudente y experto
mantiene el orden.
3Pobre que explota a los indigentes
es lluvia torrencial que no da pan.
4Los que abandonan la ley alaban al malvado,
los que guardan la ley rompen con ellos.
5Los malvados no entienden el derecho,
el que consulta al Señor lo entiende todo.
6Más vale pobre que procede con integridad
que rico pervertido de conducta doblada.
7El que observa la ley es prudente,
el que se junta con disolutos
abochorna a su padre.
8El que aumenta sus riquezas
prestando a usura
acumula para el que se compadece
de los pobres.
9Si uno aparta sus oídos de la ley,
también su oración será aborrecida.
10El que extravía a los rectos por el mal camino
caerá en su propia trampa.
11El rico se cree sabio,
el pobre perspicaz lo penetra.
12Gran prestigio es el triunfo de los honrados;
cuando se imponen los malvados,
se rastrea un hombre.
13El que oculta sus crímenes no prosperará,
el que los confiesa y se enmienda
será compadecido.
14Dichoso el hombre que teme siempre,
el contumaz caerá en la desgracia.
15León rugiente y oso hambriento
es el gobernante malvado
para los indigentes.
16Un príncipe imprudente oprime a muchos;
el que odia el lucro prolongará sus años.
17El hombre culpable de homicidio
corre a la fosa: ¡nadie lo sostenga!
18El de conducta intachable se salva,
el que se retuerce por dos caminos
caerá en uno.
19El que cultiva su campo se saciará de pan,
el que va a caza de vaciedades
se saciará de miseria.
20Hombre veraz, rico en bendiciones;
el que tiene prisa por enriquecerse
no quedará impune.
21No es justo ser parcial:
por un pedazo de pan
el hombre comete un crimen.
22El avaro se apura por enriquecerse
y no sabe que le llegará la miseria.
23El que reprende a otro será más estimado
que el de lengua aduladora.
24El que roba a sus padres y dice:
«No he pecado»,
hace compañía al devastador.
25El codicioso atiza las pendencias,
el que confía en el Señor prosperará.
26El que se fía de sí mismo es un necio,
el que procede con sensatez está a salvo.
27El que da al pobre no pasará necesidad,
el que se desentiende
se colmará de maldiciones.
28Cuando se imponen los malvados,
uno se esconde;
cuando desaparecen, prosperan los justos.

28 Este capítulo está ocupado en gran parte por proverbios de tema ético, sin que falten los de tema sapiencial. La fabricación de paralelos es bastante artificial, los resultados son poco convincentes. Dentro de la esfera ética se destaca el tema político. 

28,1 Dice nuestro refrán: "Al que mal vive el miedo le sigue". No es manía persecutoria. El malvado huye empujado por sus miedos, lo sobresalta la conciencia de su culpa. Sospecha un policía en cualquier extraño, una indagación en cualquier mirada. En cambio el león avanza confiado por su territorio y como él el honrado. ¿Confiado en su honradez o en Dios que protege la honradez? Véanse Lv 26,17.36; Job 15,21. 

28,2 Apurando la oposición de uno y muchos, reconocemos una tesis monárquica, como la proponía Abimelec en Jue 9,2, opuesta a la pluralidad simultánea o sucesiva o las dos a la vez. 

28,3 Cambiando "pobre" en "jefe" o "malvado" se anula la paradoja significativa. Se trata del pobre que ha adquirido poder y lo emplea para explotar y enriquecerse. Pudo ser lluvia benéfica, al comprender por experiencia la pobreza; se convierte en aguacero que arrastra el humus. 

28,4 Leído en contexto político, el sentido se aclara y enriquece. Son malvados que suben y se imponen; la alabanza es aplauso y adulación. Se forman dos bandos cuya línea divisoria es la ley. 

28,5 El gobernante perverso no lo comprende porque no quiere. "Todo" queda inscrito en el ámbito del derecho y la justicia: véanse Jr 22,13-17; 2 Cr 19. 

28,6 El hebreo dice "dos caminos" y no hay que corregirlo; pues dos es el número de la discordia, la doblez, la división interior. Lo aclara explícitamente Eclo 2,12. 

28,7 Observar la leyes genérico; su opuesto, disolutos, es específico. Hijo y padre pueden encontrarse en el ámbito familiar y en el político, como muestran los ejemplos de Salomón y su hijo Roboán, Josías y su hijo Joaquín. 

28,8 Es el necesitado quien tiene que recurrir a préstamos usurarios. Contra la usura: Lv 25,35-37. "El que se compadece" es en primer lugar Dios, EcI 2,26, pero puede ser también el hombre: 14,31; 19,17; Sal 37,21.26; 112,5. 

28,9 Quien no escucha no será escuchado. Funciona dentro de un montaje litúrgico que incluye lectura de la ley y salmo de súplica; Jr 11,1 Os. 

28,10 Es alguien que tiene poder o ascendiente: rey, gobernante, Is 3,12; 9,15, sacerdote, profeta, Jr 23,13.32; Miq 3,5. El hebreo añade un hemistiquio sospechoso, que en la versión griega es la mitad de otro proverbio. 

28,11 La riqueza lleva a la vanidad y el orgullo; pero el rico queda desenmascarado, no sólo por Dios, sino también por un observador perspicaz. Véase el agudo desarrollo de Eclo 13,21-23. 

28,12 Se aclara el sentido con el v. 28. Cuando los malvados conquistan el poder, un ciudadano honrado tiene que esconderse, y es buscado por la policía. El verbo se lee en Sof 1,12 Y Abd 6. Recuérdese el caso de David escondido y buscado, del profeta Urías fugitivo y secuestrado. Otra explicación menos probable: se rastrea un hombre, porque ya no quedan hombres de verdad. 

28,13 En el plano humano: el criminal lleva una lacra, tiene que vivir fingiendo; en cambio la confesión humilde puede provocar compasión y alcanzar perdón. Mucho más en el plano teológico: Sal 39,3a; 32,1.5. Recuérdese el ejemplo de David tratando de ocultar su delito y confesándolo. 

28,14 Un temor o cautela que se opone al corazón endurecido, a la contumacia. El temor de sí es componente de la condición humana y puede conducir a la confianza en Dios. En vez de contumaz, otros interpretan duro, temerario. 

28,15 El rugido del león es anuncio de su crueldad, el oso es voraz. Ambos formarán parte del bestiario de Dn 7. Véanse Miq 3,1-4; Sof 3,3. 

28,16 El texto del primer hemistiquio es muy dudoso por falta de verbo explícito. Leyendo un sujeto calificado y un predicado compuesto, con cópula implícita, resulta: "Un príncipe falto de luces (es) sobrado de opresiones"; para la construcción véase Job 14,1. 

28,17 "Oprimido" por el peso de la culpa. Él mismo va al encuentro de su destino, como si tuviera una cita inevitable con su ejecución. No hace falta vengarse, basta dejar el curso de la justicia sin interferir con ella. 

28,18 Como en el v. 6 conservo el dual "dos caminos". "En uno": o de una vez, de golpe. Algunos corrigen y leen "fosa". 

28,19 Variación de 12,11. Parece expresar su preferencia por la agricultura frente a actividades "vacías", improductivas. No dice cuáles. Si se une con el siguiente son las actividades que buscan ganancias precipitadas y peligrosas. 

28,20 El hombre veraz, honesto, recibe bendiciones de Dios en su tarea. Otra interpretación: el hombre generoso es de fiar. El ansioso por ganar recurre a fraudes e incurre en delito. 

28,21 Contra la parcialidad venal: Lv 19,15; Dt 1,17. Si se toma "un pedazo de pan" a la letra, indica hasta dónde se rebaja el venal. Se puede tomar como predicado despectivo del soborno, comparado con el valor de la justicia. 

28,22 Continúa la serie económica. El avaro o tacaño se afana por enriquecerse o por la riqueza acumulada; y no cuenta con los vaivenes de la fortuna. Vive en una falsa seguridad. 

28,23 Sobre los aduladores y halagadores: 26,28, y en contexto profético Is 30,10. 

28,24 El quinto (o cuarto) mandamiento incluye en un verbo el honrar y el sustentar a los padres. No sustentarlos es despojarlos, es pecado: Mc 7,9-13. El "devastador” es el gastador en tropas de choque o el exterminador: Ex 12,12; Jr 22,7; Ez 9,6. 

28,25-26 El eje de esta bina es la confianza en Dios. El codicioso se fía de las riquezas y de su capacidad para adquirirlas. Es necio y crea conflictos. Quien se fía en el Señor es sensato y prospera. 

28,27 Este hombre es la antítesis del avaro y codicioso: 11,24; 19.17; 22,9. "Nuestro refrán: "El dar limosna nunca mengua la bolsa". El personaje antitético se atrae las maldiciones de los pobres y Dios las refrenda: véase Eclo 4,4s en su contexto. 

28,28 Variación del v. 12. Los gobernantes influyen en la moralidad pública; su caída es una bendición: véase Is 1,21-26.

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